top of page
Buscar

Actualizando mi Software Interno: Historias de Sanación y Crecimiento


Así como atletas de élite como Michael Phelps, Usain Bolt o Novak Djokovic entrenan intensamente varias horas al día, en mi ámbito, el del desarrollo y crecimiento personal, me esfuerzo por ser la mejor versión de mí misma para guiar a otros en su travesía transformadora.

Pero déjenme decirles que ser un atleta del crecimiento personal no es tarea fácil. Requiere introspección y una constante profundización en uno mismo. Cada situación, por más trivial que parezca, se convierte en una oportunidad para aprender y crecer.

Para mi pareja, esta intensidad resulta agotadora ya que él no desea sumergirse en introspecciones profundas un martes a las 11 de la mañana después de una discusión cualquiera. Y lo entiendo, al igual que yo no puedo tomarme la vida con la misma ligereza humorística que él, siendo comediante.

Este camino no es para todos. Demanda una habilidad que perfecciono día a día: adentrarme en mis emociones sin que ello eclipse mi rutina, pues nunca sé qué fibras voy a tocar o que herida se abrirá.

Últimamente, me encontraba particularmente sensible. Lloraba con cualquier cosa, ya fuera viendo America's Got Talent o escuchando declaraciones de amor que me hace mi hija. Claramente algo no estaba bien, discutía por cualquier cosa y me sentía muy a la defensiva. Así que había algo que investigar.

Profundizando en mí, tuve una revelación impactante: pese a todo el trabajo que había hecho sanando a mi niña interior, comprendiendo y perdonando las decisiones de mis padres, nunca había reconocido plenamente que durante gran parte de mi infancia no me sentí verdaderamente amada. Lógicamente, sabía que mis padres me amaban, pero la niña que fui, con su percepción tan fresca y nueva del mundo, no se sentía así.

Todos los niños tienen tres necesidades básicas, sentirse amados, seguros e importantes. Cuando los padres no tuvieron esas necesidades satisfechas, difícilmente las pueden cubrir en sus hijos, pues no es fácil dar algo que no obtuviste. También puede ser que los padres creen y sienten que sus palabras y sus acciones llenas de amor están llegando con esas intenciones a sus hijos pero los hijos no lo reciben así, como fue mi caso.

Esto me condujo a interiorizar creencias limitantes, como que debía ganarme el amor y que, si no era amada, era porque no lo merecía. El software que tenía instalado en mi mente infantil que se fue construyendo sobre esas creencias, me llevó a tomar decisiones a lo largo de mi vida, y no es sorprendente a cometer tantos errores. Cada fallo reforzaba la idea de que yo era el problema, profundizando mi dolor. Con los años, yo crecía, el hardware se iba a haciendo más grande y fuerte pero permanecía el mismo software que se instaló a mis 7 u 8 años de edad.

Ahora, con más sabiduría y autoconocimiento, miro al pasado y abrazo a esa niña, dándole el amor que tanto añoraba. He logrado actualizar mi software interno, eliminando errores y virus, y todas las creencias limitantes que me hacían pensar que no era merecedora de ser amada, que el amor se tiene que ganar y que dependo de terceras personas para poder sentirme feliz y completa.

Este recorrido reafirma mi vocación y propósito: sanar y ayudar a otros a hacerlo. Me gusta la frase "healed people heal people" (las personas sanadas sanan a otros) porque le da un significado muy valioso a mi historia, a mi dolor. Y aunque mi proceso de crecimiento es continuo y nunca acaba, ya se que no tiene que ser doloroso ni solitario. Cada parte de mí que sana se convierte en una herramienta para ayudar a otros, y el dolor que sentí se transforma en esperanza y fortaleza para mi y para quienes me rodean.


Con amor, hasta la próxima ❤️

0 comentarios

コメント


No te pierdas ningún artículo, suscríbete...

¡Gracias por suscribirte! Estoy segura que te vas a divertir...

bottom of page