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El secreto del siglo: como Salir bailando de una Discusión para liberar el alma.




Recientemente, pasaba a través de mi día cuando una conversación inocente con alguien cercano tomó un giro inesperado. Comenzamos discutiendo sobre mi negocio, trazando paralelismos con empresas similares, y antes de darme cuenta, estábamos en medio de una discusión acalorada.


En retrospectiva, es claro: mi ego había tomado el control. Me encontré justificando defensivamente cada punto, incluso cuando solo reflejaban opiniones personales.


Después de la confrontación, me sentí... mal. ¿Ya sabes, esa sensación inquietante, donde por fuera te ves super cool, pero por dentro traes cara de que huele a huevo podrido? Así estaba you. Y la aguda conciencia de este laberinto emocional, junto con la impotencia para extraerme de él, me molestó más que la discusión.


"No debería sentirme así", pensé.

Y en seguida hice lo que la mayoría de las mujeres hacen en una situación como esa. La hablé a mi amiga, y le solté un torbellino emocional. Irónicamente, su respuesta reflejaba lo que yo le había hablando a contar el día anterior.


Justo un día aJets tuve una epifanía sobre la importancia de elevar mi vibración. Aunque soy muy hábil para cambiar pensamientos negativos por positivos, me di cuenta de que no siempre había alineación con mi vibración, se quedaba una incongruencia entre mi mente y mi corazón que generaba una pequeña dosis de síndrome del impostor. Y es que los pensamientos por si solos no son suficiente para manifestar deseos. Se necesitan las emociones También, de hecho, las emociones que siempre son consecuencia de nuestros pensamientos, son la verdadera clave del éxito de la manifestación.


Y resulta que en medio del huracán de mi discusión anterior, reorganizar mis pensamientos no estaba funcionando. Mi mente lógica razonaba:

"Es solo una opinión. No lo tomes personal”.

Pero mi ego, el conductor designado del momento, se resistía.


Y entonces llegaron puntuales y sabias las palabras de mi amiga:


"¡Linda, eleva tu vibración!".

Algo en mi hizo click e inmediatamente entré en acción. Me sumergí en recuerdos de alegrías pasadas, bailando y cantando con entusiasmo con mi hija de 3 años que sin cuestionarme, me siguió la corriente. En cuestión de momentos, mi vibración se elevó abriendo camino a la claridad. Ahora, las palabras vestidas de lógica "no lo tomes personal” me quedaron perfectamente.


Ese es el clavo. Las emociones son más poderosas que la lógica. Primero debes disipar las emociones pesadas para dar paso a la razón. Y elevar mi vibración hizo precisamente eso.


Lo mejor es que todo esto tomó solo cinco minutos. Reflexionando sobre la experiencia, me maravillé de su simplicidad. Pero también me quedé pensando por qué es que casi nadie sabe hacer esto a voluntad, por qué es que ya sea consciente o inconscientemente la mayoría elige funcionar desde su ego en lugar de su alma. Y por qué queremos o valoramos solo las cosas que son “difíciles”. ¿De donde sacamos que para que algo “valga la pena”, tiene que “costarnos trabajo”? A menudo equiparamos la dificultad con el valor, pero la verdadera belleza y el verdadero poder residen en la simplicidad.


Así que, para mis queridos y fieles lectores, ustedes y yo sabemos quienes son 😉, con todo mi amor les recomiendo que la próxima vez que la negatividad los envuelva, recuerden elevar su vibración. Piensen en un recuerdo alegre. Revívanlo. Involucren su cuerpo: bailen, canten o incluso griten, muévanse. Salten de la emoción. Y cuando realmente se sientan elevados, ahí es cuando entran en diálogo con su mente lógica que les viene a presentar la mejor alternativa para salir del hoyo en el que están.


Es simple. Es potente. Pruébenlo y compartan por favor su experiencia. Nunca sabe a quien le van a llegar sus palabras, nunca saben a quien pueden inspirar.


Vibrando en alto me despido 🙌🏻




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