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Aceptar la originalidad y la incertidumbre: Soltar nuestra necesidad de etiquetar a los demás.




Queridos compañeros Students of Earth,


Hace poco asistí a una obra de teatro organizada por 94 padres de la escuela Montessori a la que fui de niña. Algunos de mis mejores amigos y sus hermanos, que fueron todos a la escuela conmigo en los años 80 y 90, de repente eran el elenco, bailando, cantando y actuando en el escenario, algunos incluso asombrosamente bien.


Por más que el contenido de la obra era interesante e importante, mi mente no podía dejar de pensar ni un segundo en las personas que tenía delante de mí. Mi cabeza parecía el autódromo en la Fórmula 1, pensamientos que rogaban ser escuchados: "OMG, ¿qué le ha pasado a ese cuate, que estaba tan guapo?", "¿Son los hermanos gemelos de mi amigo... por qué no sonríen?", "Mira el marido de Johanna, tiene 2 pies izquierdos?".


De repente me di cuenta de todo este juicio en mi cabeza y me pregunté de dónde venía. Empecé a pensar que hacía más de 10, 15, 20 años que no veía a la mayoría de ellos y todo lo que recordaba tenía que ver con algún tipo de etiqueta.


Así que empecé a pensar y les pregunto a ustedes también, ¿alguna vez se han detenido a pensar por qué sentimos la necesidad de etiquetar a la gente? ¿Por qué ponemos a los demás en cajas para tener una sensación de certeza y seguridad en nuestras propias mentes? Aunque etiquetar a los demás puede proporcionar una sensación de orden, también puede tener consecuencias perjudiciales.


Las etiquetas se pueden convertir en dolorosas cicatrices que ni siquiera recordamos cómo nos hicimos. Las etiquetas pueden afectarnos para siempre, y no de forma positiva. Las etiquetas pueden limitar nuestro potencial e impedirnos ser quienes realmente somos.


Por ejemplo, cuando era niña, a menudo me etiquetaban como una persona que discutía, alguien que siempre contestaba. Como resultado de estas etiquetas, la gente me decía siempre que algún día sería una gran abogada. Empecé a creer que ese era mi destino y se quedó eso tan arraigado eso en mi mente que acabé estudiando Derecho y me hice abogada.


Sin embargo, al seguir encarnando estas etiquetas, me di cuenta de que no reflejaban fielmente quien era yo. No me gustaba ser abogada y me sentía insatisfecha con mi trabajo. Tardé un tiempo en darme cuenta de que las etiquetas que me habían puesto de niña no eran necesariamente ciertas y no me definían. Al final dejé la abogacía y conseguí desprenderme de esa etiqueta.


Sin embargo, no todo el mundo lo logra. A veces las personas que nos etiquetan no pueden desprenderse de la etiqueta tan fácilmente. ¿Por qué? Creo que es porque les da seguridad, les hace sentirse seguros, seguros de tener la información que la etiqueta les proporciona. Por ejemplo, si estuvieran rodeados de perros, se sentirían más seguros si supieran que hay un pug, un yorki, un poodle y un chihuahua. Saberlo les da una falsa sensación de control, les crea una red de seguridad invisible. Y a nuestra mente le encanta la seguridad.


Todavía recibo comentarios y un trato de personas que intentan meterme en la caja de las etiquetas que me pusieron de niña. Y estas actitudes han sido un recordatorio de que si no asumimos la responsabilidad de quitarnos esas etiquetas, nadie más lo hará y pueden seguir afectándonos incluso cuando hayamos superado las circunstancias que dieron lugar a esas etiquetas.


Las etiquetas también pueden afectar a comunidades enteras. Por ejemplo, la comunidad LGBT+ ha sido etiquetada de diversas maneras a lo largo de la historia, lo que ha llevado a la creación de una variedad de etiquetas diferentes. Sin embargo, estas etiquetas pueden ser limitantes y no reflejan con exactitud la diversidad y singularidad de los individuos de la comunidad. Es esencial abrazar y celebrar la diversidad en lugar de intentar encajar a los individuos en categorías o cajas específicas.


El hecho de que sigan añadiendo más y más letras a la etiqueta LGBTQ....+ me confirma la necesidad de encasillar a las personas, de etiquetarlas para que podamos entenderlas y saber cómo actuar con ellas.


Así que, la próxima vez que sientas la tentación de etiquetar a alguien, te invito a que te detengas a pensar en las consecuencias de hacerlo. Recuerda que todo el mundo es diferente y que esas diferencias deben celebrarse, no reprimirse.


Trabajemos por un mundo en el que no necesitemos etiquetas para definir quiénes somos. Un mundo en el que podamos ser quienes queramos ser sin miedo a ser etiquetados y juzgados.


Hasta la próxima time✌️peace y amor para todos.


Y recuerda, si esta información te ha resonado de alguna manera, si te ha gustado o has aprendido algo de ella, si te ha hecho cuestionarte algo, por favor compártela. Deja que otros lo experimenten... 👊🏼 ¡Gracias!


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