Clavarse con los "cómos" no solo es inconveniente, sino que también es una barrera que nos impide aprovechar la ley de la manifestación. Hay que reconocer que cuando verdaderamente nos creemos que estamos acompañados por una presencia superior —llámale Dios, el universo, inteligencia divina— o como quieras, nunca estamos realmente solos. Es una sociedad: cada individuo y el universo juntos, lo que nos permite eliminar la necesidad de obsesionarnos con la mecánica de cómo nuestros deseos se verán manifestados en nuestra realidad física.
Como jugadores en un deporte de equipo, debemos mantenernos en nuestros roles asignados. Imagina a un portero de fútbol abandonando la portería para tratar de anotar un gol —ineficaz y lleno de riesgos innecesarios, por no mencionar agotador para el portero. La vida y la manifestación siguen un patrón similar. Mantente en tu carril, cumple tu rol y confía en que el universo hará el resto.
Tu rol es sencillo: visualiza tus deseos, ten muy claro qué quiere y 'por qué' lo quieres, haz una imagen mental de tu sueño y luego encarna la sensación de haberlo logrado ya. Encuentra el punto de alineación con la frecuencia de tus deseos, usando y practicando la gratitud. Cultiva el hábito de apreciar lo que actualmente tienes y vives, y extiéndelo a lo que aspiras tener, sin preocuparte por los cómos. Recuerda, el universo es la fuente de la abundancia, con innumerables canales a su disposición. Continúa dando pasos consistentes e incrementales hacia tus sueños, y el universo se encargará del resto.
Puede sonar simple y, en esencia, lo es. Sin embargo, muchos de nosotros fuimos criados con la compulsión de controlar nuestro entorno para garantizar la seguridad. Esta necesidad a menudo surge de nuestra incomodidad con la incertidumbre. Mi propia adicción al control brotó a muy temprana edad viviendo una vida familiar impredecible, donde aprendí a sobrellevar la incertidumbre del caos controlando cualquier cosa a mi alrededor que se pudiera.
Además la sociedad nos inculca un deseo profundo de controlar cualquier aspecto de nuestra existencia que podamos porque lo desconocido nos aterra. Es común el miedo a lo inexplorado, no por una aversión inherente a lo que pudiéramos descubrir, sino por la falta de fe en el universo y sus caminos inefables. La duda y el escepticismo se infiltran cuando nuestra creencia flaquea; la impaciencia y la desesperación por ver resultados inmediatos nos llevan a aferrarnos demasiado al objetivo final. Esto nos ciega ante la belleza del viaje en sí.
Debemos recordar que nuestro concepto de tiempo no limita al universo. El cosmos opera en un horario que es perfecto en su diseño, incomprensible para nuestro pensamiento lineal. Si realmente entendiéramos y confiáramos en las leyes universales, descansaríamos sabiendo que si hacemos lo que nos toca, se manifestará a su debido tiempo, permitiéndonos deleitarnos en el momento presente.
Jiddu Krishnamurti afirma bellamente que cuando se trata de la verdad, la creencia es superflua: la fe es lo que es necesario. En el ámbito de la manifestación, no estamos tratando con meras posibilidades sino con verdades tan confiables como la ley de la gravedad o la certeza del día y la noche.
Por lo tanto, mientras recorres el camino para convertirte en un master de la manifestación, comienza por deshacerte de la necesidad de microcontrolar los 'cómos'. Ancla tu ser en el 'qué' y el 'por qué'. Nutre tu fe en la ley de la manifestación, fortaleciéndola con cada éxito, no importa cuán pequeño sea. Haz esto hasta que tu fe sea tan sólida e incuestionable como el amanecer que te saluda cada mañana.
A medida que concluimos este viaje de exploración, espero que hayas encontrado una chispa de inspiración para comenzar tu propio camino de liberación del 'cómo' y adentrarte en un espacio de confianza y poder de manifestación. Recuerda, el camino hacia la verdadera manifestación no se desbloquea por nuestro control, sino por nuestra entrega al baile del cosmos. Si este mensaje resonó contigo, te invito a compartir este artículo con otros que podrían estar buscando la misma liberación de la 'adicción a los cómos'. Juntos, difundamos la palabra y apoyémonos mutuamente en nuestra búsqueda colectiva de una vida abundante y plena. Gracias por acompañarme en este viaje transformador.
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